Los hechos conocidos
Las causas de CI/SDV aún son desconocidas. Las posibles explicaciones son la disfunción de los nervios relacionados, problemas autoinmunes, reacciones alérgicas y estrés. También pueden intervenir factores hereditarios. Sin embargo, ninguna de estas hipótesis ha sido probada científicamente.
Sin embargo, la condición en sí está bien descrita.[1] Los síntomas ocurren debido al estado inadecuado de la mucosa de la vejiga y la parte superior de la uretra. La capa mucosa superficial sana de la mucosa, que consiste en glucosa-amino-glucano o GAG, evita que las sales, los ácidos y otros productos metabólicos (que están presentes en la orina de forma natural) entren en las capas más profundas de la pared de la vejiga e irriten los receptores para el dolor submucoso. En CI/SDV, esta capa de GAG está dañada y permite que los compuestos descritos anteriormente alcancen los receptores. Esto da como resultado una inflamación estéril, en la que no hay bacterias presentes, que también puede extenderse a las capas más profundas de la pared de la vejiga y conduce a una mayor cantidad de mastocitos. Estas células producen histamina, lo que aumenta el dolor. La irritación constante aumenta el número de receptores del dolor, lo que empeora los síntomas. Si la inflamación persiste durante años, otros elementos del tejido conectivo se acumulan en el tejido edematoso, lo que hace que la pared de la vejiga pierda sus propiedades elásticas. Al final de este proceso, se puede desarrollar una vejiga en etapa terminal (una vejiga rígida con muy baja capacidad), que es una condición irreversible. La pared de la vejiga gruesa y rígida comprime lentamente los uréteres, lo que puede provocar insuficiencia renal.
Dado que la causa de la pérdida de la capa GAG es desconocida, es imposible prevenir CI/SDV. Además, no existe una terapia disponible que cure la condición para siempre. El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado pueden detener la progresión de CI/SDV.